1. Sábado 23 de Noviembre: Bérgamo

Lo primero de todo es hacer una prueba con la grabadora del móvil porque en este viaje los mochileros van a innovar: vamos a ir grabando lo que vamos haciendo y luego lo intentaremos transcribir con el Chat GPT… a ver si la IA sirve para algo más que acojonarnos con lo de Skynet. Además, lo usaremos para que nos haga las rutas por los sitios por los que vayamos ¡Viva la tecnología! 

Bueno, la prueba ha sido positiva. Ya estamos en Barajas: nos vamos a Milán - Linate en el vuelo IB0669… Bien, nos hemos levantado como siempre: tempranito, y salimos a las 11:50 con lo que estimo que llegaremos sobre las 14:00. Ya he hablado con mi corresponsal en Noleggiare para la reserva del coche y claro, con un perfecto italiano que tiene ella, nos esperan allí en la puerta 4 del piso 1. 

¡Pues ya estamos en Bérgamo! Ya te digo, hemos tenido un vuelo estupendo en el que incluso me he echado una cabezadita y aterrizamos en el aeropuerto de Milán – Linate. Al llegar allí, pues nos fuimos al piso 1, puerta 4 a buscar nuestro coche de alquiler que es de los típicos de ahora que el concesionario está en un lado y te llevan en un shuttle hasta allí con la curiosidad de que Sonia nos metió en una limusina enorme, BMW Mercedes H40 la mejor del mundo y al final me dice el chico: “¿oye, me das tu nombre?”, “José Manuel”, “Tú no eres Katya, ¿no?”, “Pues no, no tengo cara de Katya”, “Es que os he preguntado si esta reserva era de Katya y me habéis dicho que sí” y dice Sonia “Ah, es que te he entendido car en vez de Katya”… Así que nada, volvemos a la terminal y cuando llegamos ya estaba nuestro shuttle, nos cogió y nos llevó al concesionario. Allí nos reciben unos chicos supersimticos que hicieron todo lo posible por hablar español ¡e incluso nos enseñaron a pronunciar los números! Nos han dado un Fiat Panda, híbrido, eléctrico, nosequéhostias o algo así; que tira bien, vamos. 

 Ya montados en el Panda nos venimos a Bérgamo que está a unos 50 kilómetros del aeropuerto pero claro, con las carreteras y autopistas repletas de italianos que ya sabemos todos como son a la hora de conducir: ¡unos auténticos fieras! 




Al llegar aquí, nos alojamos en el Hotel Excelsior San Marcos de 4 estrellas que en España serían menos pero que está en el todo el centro de la ciudad y a 5 minutos del funicular que sube a la Cittá Alta. Y es el hotel con más moqueta que he visto en mi vida, entre otrosEs antiguo, por ejemplo, el lavabo tiene dos grifos, uno para el agua caliente y otro para el agua fría. Está bien, limpio. Nos han dado una habitación con 3 camas y todo. Bueno, una supletoria pero bueno… Y el hotel está bastante bien y en todo el centro, vamos, la verdad. 

Después de dejar las maletas y hacer el checkin, nos hemos ido al funicular con el que hemos subido a la Cittá Alta y es de lo más bonito, creemos, que hemos visto en Italia pero a nivel de ciudades. Alberobello, Matera… sí, pero esas son distintas; yo te digo a nivel de ciudades. A este nivel me parece más bonita la Cittá Alta que por ejemplo, Florencia, Milán o incluso Roma. Siena sí es una que podría compararse, sí, es verdad. Pero es que es completamente distinto. Es una ciudad supermedieval , llena de tiendecitas, construida en un bosque de 4700 ha, muy bien adornadas y como estamos en Navidad pues todo tiene arbolitos, muñecos de gengibre, papás noeles y esas cosas y la verdad es que está chulo. 




La parte alta, en dos horas se ve de sobra y bien y para verlo muuuy calmadamente, 3 horitas guay. Vale, pero que sin problemas lo puedes ver. Es que la parte de arriba nos ha encantado, me parece espectacular, preciosa, un sitio en el que yo he flipao, no me esperaba que la parte alta de Bérgamo fuera tan bonita como es. El paseo por la Cittá Alta es sencillo: nada más salir del funicular te puedes poner a disfrutar de los maravillosos olores de las pastelerías cercanas (imprescindible probar la Polenta e Osei). Seguidamente, hay que subir por la Via Gombito hasta la Piazza Vecchia y disfrutar del Campanone, que se distingue por toda la ciudad, la Fontana Contarini, la Basílica de Santa María Maggiore… De aquí se da la vuelta a la Cittá alta, con sus murallas patrimonio de la UNESCO y se vuelve a la plaza para ir a la Rocca di Bérgamo, una fortaleza con historia y unas vistas espectaculares. 




Incluso la parte baja, que es donde estamos ahora, es bonita. Luego nos hemos vuelto en el funicular, al ladito mismo del hotel y hemos venido a la parte baja que esto está lleno de mercadillos navideños que le gustan a Sonia. La verdad es que está chulo. Aquí hay una noria enorme, también. Y joder, Bérgamo me parece una ciudad preciosa que me está encantando, ya os digo. Ahora vamos a ver un auténtico mercadillo navideño que vimos al venir con el coche que estaba ya abierto y preparado que tiene hasta churros, que llaman churrini. En este mercadillo nos hemos apretado para merienda-cena una salchicha Wurstel con unas patatas fritas y una cervecita y ya estamos en el hotel que mañana nos espera Sirmione. En definitiva, Bérgamo es de las más bonitas de las ciudades que hemos visto en Italia. 

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